Galeno

Habría cogido alguna vez un hilván y en Pérgamo habría cosido los tendones a más de un gladiador. Lo que desde luego nunca había visto era aire saliendo por las venas. Por mucho que su maestro Albino se lo hubiera explicado.

Pero aquella tarde, su única preocupación fue la arteria del patricio que llamó a su casa. Estaba tan hinchada que parecía que iba a explotar en cualquier momento. Así que cogió uno de los hilos que había hecho con tripa de cordero y ligó un aneurisma por primera vez en la historia. ¡Su padre estaría orgulloso de él!

Francisco Javier Tostado: Ser Galeno…