Extremadura frente a Kioto

El viernes pasado se celebró donde vivo el Día de la Tierra y leyendo los periódicos del fin de semana me he puesto a pensar sobre cómo una región como Extremadura (España) afronta el reto de reducir las emisiones de CO2.

Aparece un reportaje en el diario El País en el que se nos cuenta como, en aras de modernizar la región, se apuesta por la creación de una refinería de petróleo. Eso sí, siguiendo la “tradición extremeña de respeto por la naturaleza”, dicen que será muy poco contaminante. Será la mayor inversión de toda la historia de Extremadura, 1.500 millones de euros, 70 de los cuales saldrán del bolsillo de los extremeños a través de sus impuestos.

El mismo fin de semana, leo en el diario El Mundo que el Banco de Santander y la petrolera BP van a invertir en España 160 millones de euros para crear 278 instalaciones de energía solar. Aunque la inversión es diez veces menor, es una energía totalmente renovable que no emite CO2 a la atmósfera.

Es una pena que los extremeños no se hayan decidido por la energía solar, porque con la misma inversión habrían instalado entre 168 y 234 millones de vatios de potencia, lo que supone alrededor de un 10% de la energía nuclear producida en esta comunidad autónoma.

Esperemos que la próxima vez, se paren a pensar un poco antes de invertir su dinero y no decidan aumentar su contribución al cambio climático. Ganaríamos todos.