Vivimos rodeados de microbios. Microbios buenos, microbios malos y, sobre todo, microbios ni buenos ni malos.
Las bacterias son un tipo de microbios tan pequeños que no los podemos ver a simple vista. Ni siquiera usando una lupa. Para poder verlas necesitamos un microscopio. Por eso, hasta que no se inventó el microscopio nadie sabía que existían.
Ahora sabemos que hay un montón de tipos distintos y conocemos muchas de las que viven cerca de nosotros: en el agua, en la tierra o dentro de nosotros mismos. Sí, incluso dentro de nuestras barrigas. Son minúsculas, pero todas juntas pesan casi tanto como un litro de leche.
Aunque no las podamos ver una a una, los científicos saben criarlas y tener tal cantidad de ellas que podemos ver los grupos que forman. A estos grupos, los científicos los llamamos colonias.
Un científico llamado Julius Richard Petri inventó un sistema muy sencillo para criar las bacterias: una placa redonda en la que hay una gelatina que tiene los alimentos que las bacterias necesitan. ¿Cuántos grupos de bacterias (colonias) ves que han crecido en esta placa?
En nuestras manos podemos encontrar un montón de tipos distintos de bacterias. Para verlas, tan solo tenemos que tocar la gelatina de una de las placas de Petri y dejar que crezcan las colonias durante unos días. ¡Tócala con cuidado, no vaya a ser que se rompa!
Si lo haces con las manos limpias, ¿habrá más o menos bacterias? ¿Te apetece hacer el experimento? Toca una mitad de la placa con las manos sucias. Luego lávate las manos y toca la otra mitad. Según pasen los días, observa cómo crecen las colonias.
Como un buen científico, ve anotando durante los días siguientes cuantas colonias salen con las manos sucias y cuantas con ellas limpias.
El último día compara tus resultados con los del resto de la clase y pensar entre todos qué les pasa a las bacterias cuando te lavas las manos.