Encontradas las neuronas que nos hacen estornudar

Un equipo de científicos de la Washington University de San Luis (EE. UU.) ha sido capaz de identificar las neuronas que nos hacen estornudar. El reflejo del estornudo nos sirve para eliminar patógenos y sustancias nocivas de las vías respiratorias altas y aparece en la mayoría de los casos de rinitis alérgicas. Es, por tanto, interesante desde el punto de vista de la ciencia básica y del de la biomedicina aplicada.

Hace ya tiempo que se conocía tanto en gatos como en personas la zona del cerebro responsable de que estornudemos. Se encuentra en el tronco del encéfalo y a ella llegan neuronas sensoriales desde la nariz. Lo que ha hecho ahora el grupo dirigido por la neurocientífica Quin Liu ha sido identificar cuales son exactamente las neuronas del estornudo.

Para encontrar esas neuronas, lo primero fue hacer estornudar a los ratones en el laboratorio. Para lograrlo les hicieron inhalar capsaicina, la sustancia que le da el picor a las guindillas. En este vídeo se puede ver cómo estudiaban la cantidad necesaria para producir los estornudos:

Una vez puesto a punto su sistema de estornudos en los ratones, estudiaron las moléculas que producían las neuronas sensoriales de la nariz cuando estornudaban. Encontraron que un péptido llamado neuromedina B era imprescindible para que se produjera el reflejo del estornudo.

Las neuronas que nos hacen estornudar
Tinción en verde de las neuronas a las que les llega el reflejo del estornudo.

A continuación identificaron cuales eran las neuronas del encéfalo a las que llegaba ese péptido. Además, eliminaron la proteína de estas neuronas a las que se unía, con lo que consiguieron bloquear los estornudos en los ratones.

Finalmente, siguiendo las proyecciones de las neuronas del encéfalo, encontraron finalmente las neuronas concretas que nos hacen estornudar. Se encuentran, con toda lógica, en un zona del cerebro que controla la exhalación de aire de los pulmones. Para que quedara totalmente demostrado que éste es el circuito que provoca los estornudos, los investigadores inyectaron la neuromedina B a esas neuronas. Y los ratones hicieron ¡achís!

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