Cuando los animales sueñan – David M. Peña-Guzmán

David M. Peña-Guzmán nos pone al día en su libro Cuando los animales sueñan de las investigaciones sobre los sueños y la consciencia de los animales. A lo largo de la primera mitad del libro va contando interesantísimos casos concretos de diversos animales (pulpos, ratas, perros, pájaros o chimpancés) junto con las conclusiones que sacan los científicos tras analizar los sueños de cada uno de ellos.

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En este punto creo importante apuntar que Peña-Guzmán usa los sueños de los animales con la intención de tratar cuestiones filosóficas con las que nos quiere llevar a pensar (nunca pensé que usaría la palabra mayéutica en toda mi vida) algo que él ya tiene claro desde el principio pero que intenta disimular: ¿son moralmente correctos las granjas, los zoológicos o los laboratorios de investigación? Si disfrutan y padecen, si sueñan e imaginan, al igual que lo hacemos nosotros, ¿no es lógico pensar que tenemos una responsabilidad ética con ellos?

Por mi formación biológica, echo de menos que contara más ejemplos de estudios sobre los sueños de los animales. Esta parte del ensayo se me hace un poco corta y Peña-Guzmán me deja con ganas de haber aprendido más. Como científico, me queda la duda de saber si los ejemplos que pone de pulpos y sepias ha sido repetidos en otros individuos a parte de los que menciona. Que un hecho se repita en diversos individuos es lo que le da valor a a las conclusiones científicas y, por lo que leemos en el libro, podrían ser solo hechos anecdóticos.

Por otro lado, la segunda mitad del libro se me hace algo larga. Las cuestiones filosóficas me resultan por momentos difíciles de entender al no estar acostumbrado al lenguaje y la sintaxis de la filosofía académica. Además, estando tan claro desde bien pronto las conclusiones a las que quiere llegar, las últimas secciones me parece que se alargan innecesariamente.

Un fallo que le encuentro a sus razonamientos es que es demasiado categórico a la hora de usar los diferentes estudios que analiza. Para él, los animales o sueñan o no. O imaginan o no. O son racionales o no. Se olvida que en Biología no hay este tipo de fronteras a lo largo de las especies, todo es una gradación en la que las características que estudiamos se presentan en mayor o menor cantidad: se puede tener muy desarrollada una capacidad o tan solo un poco. Al meter en el mismo saco de sus razonamientos a pulpos, pájaros o chimpancés hay que ser muy consciente de este continuo: la naturaleza es una escala de grises, no un mundo en blanco o negro.

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