Nos dejaron sin magdalenas y encima dijeron que era por nuestro bien. Sin magdalenas y sin palomitas porque no eran real food. Sin gusanitos porque tenían aceite de palma y sin esas fantásticas hogazas de pan porque no eran nuestra dieta natural. ¡Eran expertos en buscar excusas!
Que si las miguitas atraían a los ratones. Que si ensuciaban. Que si nos poníamos agresivos. ¿Pues no acababan de decir que nos volvíamos recomodones?
El caso es que tuvimos que volver a comer como nuestros abuelos: algas, ranas y algunos de esos peces de colores que nadaban en el estanque del parque.